martes, 24 de febrero de 2009

Metacognición y aprendizaje


La metacognición es definida por la mayor parte de los autores como la capacidad de pensar acerca del propio pensamiento, sin embargo, hoy en día el concepto ha adquirido una connotación de mayor complejidad al involucrar la reflexión acerca del conocimiento y de las experiencias de regulación del proceso de aprendizaje, incluyendo al menos tres variables moduladoras: conocimiento de las condiciones personales, conocimiento de la tarea cognitiva y conocimiento de las estrategias utilizadas para el aprendizaje.

De acuerdo con Flavell, las variables personales estarían referidas al conocimiento general acerca de cómo se aprende y procesa la información, por ejemplo, la conciencia personal que tomar notas es más productivo que escuchar una conferencia para un individuo en particular; las relacionadas con la tarea, tiene que ver con las demandas impuestas por determinado aprendizaje, por ejemplo, la necesidad de utilizar la memoria más que el razonamiento lógico en determinadas circunstancias y las relacionadas con las estrategias incluyen las formas de resolución de diferentes situaciones y la conveniencia de utilizarlas en una u otra eventualidad.

Un elemento que complejiza aún más la comprensión del proceso metacognitivo está relacionado con la superposición que puede llegar a presentarse entre las funciones cognitivas y metacognitivas durante el aprendizaje, dado que los objetivos de ambas pueden llegar a cruzarse en el camino: las estrategias cognitivas son utilizadas para alcanzar una meta específica y las metacognitivas para asegurar el cumplimiento de la misma, pudiendo generarse la superposición de las mismas cuando el individuo se cuestiona acerca del logro de una tarea, por ejemplo cuando se formulan “auto preguntas” en desarrollo de una lectura determinada.

Desde el punto de vista pedagógico, el uso de estrategias metacognitivas permite el desarrollo de habilidades de pensamiento que contribuyen a la cualificación del proceso de aprendizaje, con el objetivo final de habilitar al estudiante para que “utilice de forma adecuada las diferentes estrategias, incremente su autoconfianza y mejore su productividad” (Rodríguez, 2003).

Entre las actividades que promueven el desarrollo de la metacognición en el aula se incluyen la generación de situaciones problémicas que requieran la formulación e implementación de planes de acción, el seguimiento y control de la ejecución de dichos planes y la evaluación fundamentada en la valoración del proceso y el producto obtenidos al final del ejercicio.

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